De vuelta a la hostilidad entre arte y ciencia. "Con frecuencia me siento más próximo a los matemáticos que a mis colegas los artistas". Con esta frase, un incomprendido Maurits Cornelius Escher describría la naturaleza de su obra.
'Cinta de de Moebius II' |
Tanto tiempo atrás como la 'Cinta de Moebius II' (1963) quiera plasmar, los grabados de Escher tenían que reflejarse tímidamente en Entrelinías.
Ciencias o regularidad geométrica, lo cierto es que el ahora popular artista holandés no era precisamente un experto en matemáticas. Sus conocimientos geométricos puros siempre fueron limitados. Muchas de las conclusiones gráficas y matemáticas a las que llegó tuvo que descubrirlas por sí mismo, a la vez que realizaba sus trabajos. Y así engañaba los sentidos de los más escépticos.
'Manos dibujando' |
Como en "Manos dibujando" (1948), en la que Escher quería mostrar los engaños del
dibujo. Cada mano pinta la otra, estando ambas
además en un papel clavado con chinchetas que a su vez forma parte de la
superficie plana que contiene el conjunto de la obra.
Todo elemento era imprescindible. Las hormigas de la ilustración anterior permiten plasmar la única