Que si corruptos por allí, que si ladrones por allá. Que si políticos, que si monarcas, que si cantantes, que si intrusos, que si virus, que si espías, que si guerras, que si guerras, que si muertes, que si muertes, que si guerras, que si religiones.... Una olla a presión que huele a podrido.
¿Quién empezó antes, el político o el poder? ¿El dinero o el ambicioso? ¿La guerra o el imperio? Lo empezó todo un virus que se convirtió en epidemia. Un germen que es nuestra hambre por superación, pero ¿a qué precio? ¿Cuánto y qué estamos dispuestos a comer para saciarnos? Que si hipocresía, que si demagogia. En esta olla a presión aún hay espacio para más ingredientes. Porque se puede, todo se puede. Pueblo, con todo Podemos. Es lo que se lleva.
El ciclo, como ocurriera allá en la lejana transición, se renueva. Hay un vacío de poder, una ausencia de satisfacción rebelde. Y con unas enormes ganas de manifestación. ¿Dónde se quedó el 15-M? Unos huérfanos que aclamaban encontrar a su padre. Que no se conformaban con lo impuesto bajo el paraguas de un juego que a nadie gustaba.
Pues bien, no hay que temer. Hoy ese juego tiene un nuevo participante que suena bien. Sus palabras huelen a flores. Una flor que creció de repente en un desierto de hipócritas, corruptos y contaminados por la ambición. ¿Por qué nace? ¿A caso algún captus de ese desierto mantiene a esa flor? Eso no importa. Lo importante es que por fin, esos niños tienen un mentor, un ejemplo a seguir. Todos recogidos, en casita. Sin pasar frío en la Puerta del Sol.
'Pudiendo' o no, el 'colegido' del Congreso sigue abierto para aquel que 'pueda'. Incluso para intrusos que son espías, o no. Qué mas da. Todo se reduce en una palabra: Propaganda.