Si lo tuviéramos que describir en una palabra, ésta sería 'agónica'. La despedida de Iker Casillas se ha hecho realidad. Es oficial. Comunicado del Real Madrid, incluido.
Un 'adiós' que ha tenido un cierto tinte cobarde, mezquino y vergonzoso. Pero no se equivoquen. No por parte de Iker, sino de los que han intentado manchar el nombre del mejor guardameta que ha tenido la casa blanca,
en uno de los momentos más duros de su carrera. Aun así no eclipsa la gran labor que ha hecho para, por, con y junto al club de su vida. El que corre por sus venas desde que se calzó unas botas.
El capitán, que tanto ha dado y recibido por este club, se
convirtió en uno de los emblemas más importantes que la entidad blanca jamás ha
tenido, sino el que más. Ha sido todo para el Madrid y el Madrid todo para él.
La Cibeles fue su confidente en las noches de celebración, los
palos de su portería en sus guardianes cada cita y el vaho del Bernabéu en su impulso para seguir haciendo historia.
Desde que debutara con el primer equipo el 12 de septiembre de 1999 en
San Mamés, Casillas ha ganado 19 títulos: 3 Champions League, 1 Mundial
de Clubes, 2 Intercontinentales, 2 Supercopas de Europa, 5 Ligas, 2
Copas del Rey y 4 Supercopas de España. Gracias por tantas alegrías.
Lo fue Di Stéfano, Raúl, Puskas, etc. Todos procedentes de otros
clubes. Imagínen lo que será Iker. Un niño de Móstoles que creció con la
camiseta blanca. Y sino, que el tiempo decida. Dentro de unas décadas, cuando
ya no se vista de corto...
‘El Santo’ será siempre la seña de identidad de todos los
corazones blancos. Gracias Iker. Te seguiremos esperamos en Concha Espina.