¿Cómo se supone que se tiene que retomar un blog después de dos años sin llamar a su puerta? ¿Con qué términos y, sobre todo, cuál es ese tema que tiene el privilegio iniciar un nuevo comienzo? Independiente de todas estas preguntas que aparecen como si de gruesas barreras se tratasen, impidiendo publicar aunque sea un pequeño párrafo, veo la necesidad o al menos la cortesía de hacérmelas.
Unos bloques que día a día, y con la opresiva rutina como fondo, van engrosando sus paredes. ¿Con qué respeto vuelvo a hacer mío un blog que solté y dejé aparcado? Menos mal que él nunca me lo va a reprochar. Siempre tendrá una página en blanco para mí.
Hay quien puede decir que 24 meses no son nada. Total, un día tras otro... Pero lo cierto es que en este tiempo han pasado más cosas de las que a muchos les pasaría en esos quince años. Con ciarta facilidad gratuita podría explicar el inicio de un nuevo proyecto o el objetivo a tiempo completo de mi estancia dublinesa.
Desde que comencé 'Entrelíneas' he intentado plasmar en sus páginas los temas que se me han ido poniendo por delante para ser leídos, vistos, escuchados o vividos. Así y sin cita previa. Esta es la línea que seguiré en esta nueva etapa. Con asuntos que nos vamos encontrando a pie de calle. Esos que a veces pisamos, otras ignaramos, rara vez salen volando, cada cierto tiempo recogemos o incluso, sin haberlo planificado, analizamos.
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