Con motivo de los premios Goya, celebrados esta semana en el constatado Teatro Real, el debate entre la relación que mantiene el mundo del cine con Internet ha vuelto a resurgir entre las llamas del que se niega a ver cuál es la verdadera realidad cinematográfica.”
“Internet aún no forma parte de la actividad económica del cine”. Así lo hacía constar Enrique González Macho, en su primer discurso como presidente de la Academia durante la Gala de los XXVI Premios Goya. Desde la perspectiva más humilde, Internet sí que forma parte del sistema económico cinematográfico, y lo lleva haciendo unos cuantos años. En el momento en que las salas de exhibición y las industrias distribuidoras se vieron perjudicadas por la exponencial caída de sus beneficios, Internet ya formaba parte del flujo económico cinematográfico. Un flujo, cuyas monedas caen precipitadamente en saco roto. Y es ahí donde hay que darle solución al problema. La industria del cine debe rematar con hilo el agujero que es real y que nos está haciendo perder tanto metal. Al fin y al cabo es una salida más, como el DVD o las salas. Por eso, Internet, la salida más demandada - ahora, antes y después - por los espectadores, sí que forma parte del sistema.
“Enrique asegura que los recursos económicos del cine no pasan por los internautas. ¿Los recursos
del cine no pasan por todos nosotros? ¿Los recursos del cine no pasan por el público? Entonces, ¿por dónde pasan?”, se cuestionaba Alex de la Iglesia un día después de la gala.
Hay quien dice que la detención de Kim Dotcom, fundador de Megapload.com, ha sido propiciada por grandes distribuidores como Sony o Disney, quienes al mismo tiempo marcan el mercado de explotación en el resto del mundo y que se vieron amenazadas por Dotcom. Habría que realizar una investigación sobre el tema antes de enunciar gratuitamente esta acusación. Pero lo que sí es una realidad, es la encrucijada de las distribuidoras, cuyos intereses lógicos se oponen en rotundo a la nueva y amenazadora vía cibernética. A lo largo de décadas, las grandes productoras-distribuidoras se han beneficiado de grandes sumas gracias a la industria del VHS y DVD. Es lógico que declaren la guerra a Internet.
¿Y si pagamos un euro por película vista en la red?¿Por qué no se puede reducir más el tiempo del estreno en sala al de Internet?¿Y si la SGAE administrara mejor los derechos de autor con el fin de financiar proyectos noveles?
Legislación globalizada del real negocio del cine
Internet, la mayor ventana al mundo, no conoce de legislaciones nacionales, - en el caso de España, de ‘alegislación’ nacional -, el idioma es el único que podría poner fronteras en la red. De modo que, desde la abierta mirada de Internet, la solución hay que buscarla con unanimidad a los demás países, sobre todo, junto al mayor productor cinematográfico del mundo occidental, Estados Unidos. Porque es una realidad y porque el flujo sobrepasa naciones- de no ser así, moriría.
España se apoya en las subvenciones de un país en crisis para financiar su cine. Error. Las subvenciones deben ser únicamente una ayuda, no la base para producir una película. Las subvenciones deben llegar a otros sectores del país que sí que se ven con la soga al cuello. Serán los inversores que no teman a la red, los que impulsen las contrataciones de proyectos cinematográficos. Cambiemos para que la base del negocio no sea la Administración, sino las productoras/inversores, como ocurre al otro lado del Atlántico.
Por su parte, Enrique Urbizu considera ataques las descargas en la red y habla de regulación entre las relaciones Cine-Internet: “Estoy de acuerdo con lo que dijo González Macho; los ataques furibundos desde sectores de Internet al mundo del cine han hecho que haya todavía una mayor regulación de las relaciones entre cine e Internet”. No es así, hay un desregulación casi total entre cine e Internet. No se aprovechan las ventajas que nos podría ofrecer la red y no hay legalidad en España ni sobre tiempos de estreno, ni derechos de autor, ni tarifas reglamentarias. No existe apenas una legislación mercantil en Internet - a excepciones de Youzee, Wuaki, Voddler, Cineclick y Filmin.
El parche de Wert
Hace unos días el nuevo ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, proponía un cambio en el mecenazgo: los inversores podrán desgravarse de Hacienda por la producción de películas, con el fin de ayudar la proliferación de estos mecenas. Un parche más en la crisis que vivimos. Es cuestión de la clásica fórmula: Beneficios= Ingresos – Costes. Por mucha desgravación que exista y, por tanto, el nivel de Costes disminuya, los inversores necesitan beneficios, de modo que el problema está en los Ingresos. Y en España no hay suficientes ingresos. El cine español sigue en el rincón del cajón y no en el de producir beneficios fijándose en los gustos del espectador, que es el que va a pagar al final del sistema. La figura del productor debe cobrar más importancia en el mundo del cine español, si no queremos pérdidas monetarias.
“El cine, por encima de sus derechos, tiene que pensar en sus obligaciones, y la primera es trabajar para el público, y buscarlo donde se encuentre. El público vive y piensa, trabaja y se comunica a través de Internet: comparte ideas, creaciones, música, películas. Vive en Internet. ¿No es lógico, sensato y tremendamente urgente proponer modelos de negocio que se adapten a las necesidades del público?”, añadía De la Iglesia.
"No tenemos miedo a Internet. Internet es la salvación de nuestro cine"
Todo este debate reitera el discurso que hace un año Alex de la Iglesia presentaba en la anterior edición de los premios Goya.
"Nadie se podía imaginar hace años a donde nos podía llevar Internet. Internet no es el futuro, es el presente, sirve para que millones de personas se comuniquen. Es la nueva ventana que se nos abre al mundo. No tenemos miedo a Internet. Internet es la salvación de nuestro cine". "Solo ganaremos al futuro si somos nosotros los que apostamos por ideas imaginativas".
Hoy sigue sentenciando:“No es fácil derribar prejuicios y fundamentar ideas”. “Abriremos una nueva ventana de comercialización en el mismo hogar del consumidor. ¿Alguien puede pensar que eso es malo para el cine?”
“Se necesita valentía, pero no creo que orgullo”
Del lado del humor satírico, me quedo con el exitoso y aclamado monólogo de Santiago Segura:
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