Higuaín vuelve, para alegría de todos. Insiste hasta que marca, pero sobre todo, da gracias al apoyo constante de compañeros y entrenador, que están para levantarle el ánimo cuando no ve la ocasión. No hay que mirar muy lejos. En Vallecas, Xabi y Marcelo le dedican palabras de aliento. El lateral izquierdo lo hace llamando su atención para que intente por su lado, mientras que el "Pipa, Pipa de puta madre" de Xabi Alonso se repite a la vez que el mediocentro saca pecho por el argetino.
Mou le da una de cal y una de arena. Desde el banquillo no le quita la mirada a la vez que le presiona con por "la concha de tu madre", "presiona coño","ni un puto balón". La moral de Higuaín se cae por los suelos. En rueda de prensa, da la cara tambien por el argentino: y que nadie le toque.
El Pipita es débil y necesita la dureza de los más fuertes para brillar. Porque no tiene luz propia, porque se viene abajo cuando no atina, es especial. Tiene madera, pero se conforma con ser segundo, circunstancia
que quizás le ha venido bastante bien para superar crítcas, rivalidades y situaciones extremas. Cristiano, por el contrario, se cabrea: cierra el puño y aprieta los dientes. Su ambiación supera los desmoronamientos y las cabezas bajas. Carácteres distintos. Por eso Higuaín, sin quitar en absoluto méritos, dificilmente será una gran estrella que bata récords. Eso sí, da asistencias y hace dobletes, por eso desde el madridismo le aplaudimos y le animamos en cada partido.
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